sábado, 2 de octubre de 2010

PARÁBOLA DEL ABUELO Y EL YONKY

Día de Huelga General.
Me dispongo a coger el metro, pensando si la decisión será la acertada ; si habrá trenes ; y si los hay, cuánto me tocará esperar ; y cuando llegue uno, cómo vendrá éste de "petao".
¡D'abuti!... es entrar en el andén y asomar un metro ; entro en el primer vagón, no hay sitio para sentarse (no estoy cansado, acabo de levantarme) así que me quedo apoyado al lado de la puerta de acceso ; detrás de mí entra un abuelo, muy abuelo, bien vestido, aseado, encorvado y con la razón en la mano (al diario me refiero).
No tiene sitio donde sentarse, por lo que me imita y se queda de pie al otro lado de la puerta (enfrente mio) ; no se levanta "ni fran" : uno que se hace el dormido, otro que no separa los ojos del libro que lee, un otro más que tararea la música que le sale de los auriculares a un volúmen que pareciera que el vagón dispone de hilo musical conectado con un emisora musical sudaméricana... en fin!
Pero ¿no hay nadie que se dé cuenta de que el abuelo se va a caer?... SÍ., gracias a Dios hay alguién : UN YONKI, un yonki oficial (chandal con más colores que una verbena, lata de birra de medio litro, frente sudorosa y piñata mellada) que nada más ver la movida se levanta, se va hacia él, le coge del brazo y le dice : "siétese aquí abuelo, que se va a caer" ; el anciano le comenta que si se sienta, luego le costará mucho levantarse ; el colega le rebate "no se preocupe usted, jefe, que cuando se vaya a apear, yo le ayudo".
Continua, a todo esto, el trayecto : bilbao, iglesia, rios rosas, cuatro caminos, alvarado...¡próxima estación estrecho, estación en curva, tengan cuidado al salir no introducir el pie entre coche y andén!, mensaje de la megafonia que apenas se escucha por culpa de la bachata de los cojones que escucha el de los auriculares.
Me he de bajar en la siguiente, y dejo al yonki y al abuelo hablando de todo un poco : de las enfermedades (¡vaya duelo!), de la huelga, de los nietos, etc...
Regreso a la claridad de la superficie como quien sube del infierno y me pregunto : ¿quién es el deshecho social? ¿quién es el marginal? El abuelo tenía razón : "es usted muy amable, caballero".

B&B

PD.- Merche me dice que, a lo mejor, no era un yonki, sino un deportista que venía sediento y sudoroso de hacer footing, pues eso!